El enorme boom del metal en Suecia parecía un fenómeno improbable, y el principal subgénero que se exportaba –el death metal– era todavía más extraño. La popularidad del metal violento y macabro de Suecia no podría haber sido prevista. En los años 80, el país contaba con bandas de metal influenciadas por la música clásica como Silver Mountain y Yngwie Malmsteen’s Rising Force; hard rock y heavy metal melódico, como Europe y Treat e inofensivo thrash genérico como Mezzrow y Tribulation. No fue hasta el final de la década que los chavales de Nihilist, Treblinka y Carnage empezaron a endurecer el sonido, acabando por hacer historia. Aquella escena hizo florecer cientos de imitadores que guiaron a Tiamat, Edge of Sanity, Meshuggah y Opeth, bandas que se convertirían en ejecutores y líderes. Estas bandas cortaron lazos con la tradición y encontraron algo propio, algo que estaba decididamente más allá de la norma.
Resto de contenidos: Aposento, Retribution, The Hole, Guilles de Rais, Entombed AD, Pallbearer, Dark Fortress, Suicide Silence, In Flames, Astral Doors, Obituary, Five Finger Death Punch, Wolf, Cannnibal Corpse…